Sebastián Grendas comp. Julio Moscón, Florencia Giganti, Ianina Fornaro, Luciano Pugliese, Mariela Llorca, Silvina Konikoff, Damián Isoldi
Germán García hace dos certeras referencias en relación a Borges: una es que se tiene el hábito de nombrarlo como una contraseña, la otra, es que ya no somos lectores de sus libros, sino de Borges.
¿Qué implica esto?, algo se ha detenido alrededor de un saber, ya sea como acceso a sus libros, o haciendo innecesaria su lectura. Borges se ha vuelto oracular o cliché. Se embaucó la letra por una imagen canónica; nadie está exento de ello, Borges fascina y no es una impostura, este libro intenta salir de ese lugar que como lectores hemos tenido.
Hacer, desde el psicoanálisis, nuevas lecturas, implica volver a la letra. A los modos de aventurarse de cada uno de los autores por los textos borgeanos, a implicarse en las distintas versiones, importunar lo dicho en el punto en que se vuelve clave de un saber.
A esa lectura volvemos, no como axioma de lo novedoso, sino, recuperando el destiempo, la incorrección, la detención, el tropiezo con la letra.
Volvemos a ser lectores de sus libros.